De la palabra y los caminos recorridos...

A lo largo de la historia, la palabra ha sido utilizada para fines nobles y sinceros, como para manipular a las masas.
Grandes oradores, como Adolf Hitler, hicieron mal uso de ella para comunicar sus ideales y conseguir la aceptación y apoyo de la población, lastimosamente, Hitler no es el mejor ejemplo del uso correcto o desinteresado de la palabra; él tenía sus objetivos muy claros y a través del uso estratégico de la palabra convenció a millones de personas, pensar como él.
Dicen que la fe mueve montañas, pero el poder de la palabra va mucho más allá.
Célebres escritores, revolucionarios y críticos, como Juan Montalvo, contra García Moreno o Ignacio de Veintimilla, “mataron” a sus contrincantes de regímenes políticos que engañaban al pueblo, usando la palabra como arma letal.

Actualmente, hay libros que desvirtúan la posibilidad de que el príncipe azul pueda ser, ni remotamente, real o un aproximado a la verdad, pero ese es “otro cuento”.
La palabra ocupó, ocupa y ocupará un lugar fundamental en la vida del ser humano y su desenvolvimiento con el mundo. Seguirá siendo medio de convencimiento de masas, colchón de las más hermosas historias de amor, la esencia de una canción, voz de aliento, arma letal, objeto de discordia, o el acompañante de una taza de café con un entrañable amigo.
Tener en cuenta su valía y aprender a manejarla, nos abre un abanico de posibilidades y nos deja la responsabilidad de transmitir libre y concienzudamente nuestros pensamientos, deseos i opiniones.
Que sean nuestras palabras encaminadas con la luz de la verdad, dichas bajo el gobierno de la sabiduría y libremente difundidas al andar de las épocas.